NUESTRO PROCESO
Un tarrito de dulzura, una pizca de oficio y mucha personalidad
Buscábamos un accesorio que hablara de nosotras sin gritarlo: piezas alegres, pero refinadas; hechas a mano, pero listas para la ciudad.
El primer collar (cuentas de piedras y un charm improvisado) se guardó en un pequeño tarro de mermelada.
Aquel envase se convirtió en nuestro símbolo: conservar lo bonito y compartirlo.


TALLER
Nuestro taller donde dos pares de manos convierten color y acero dorado en piezas únicas.
Aquí, cada charm se revisa, se ensarta y se ajusta con cuidado antes de pasar a la mesa de empaquetado, donde lo guardamos en su tarrito de mermelada y añadimos una nota escrita a mano.
Lotes pequeños, ritmo tranquilo y la música justa: así aseguramos que cada pedido salga con la atención que merece.
ENDULZA TU ESTILO, CONSERVA TU ESENCIA
Así, cada pieza que sale de nuestro taller lleva un pedacito de esa calma, la ilusión del tarrito y la promesa de acompañarte mucho tiempo.
Gracias por ser parte de la historia que conservamos ( y endulzamos) contigo.

